"¿Qué falló en el caso de la malograda acusación por el asesinato de la periodista Ivannia Mora? No pocos dedos acusadores apuntan a una deficiente investigación policial. Pero, ¿de quién recibe órdenes la policía en el actual proceso instructor de casos criminales? Absolutorias judiciales al por mayor para narcos... Si todo esto y más no llama la correspondiente atención jerárquica institucional, ¡apaguen y vámonos!", sostuvo el director del diario Al Día, Edgar Fonseca, el lunes 4 de diciembre de 2006 en su columna "Pido la Palabra", la cual reproducimos:
 

 

PIDO LA PALABRA

Entre luces y sombras

 

Edgar Fonseca, Director

Al fiscal estrella en el caso del escándalo del siglo lo "exilaron" en Cartago.

Conocedor al dedillo de los vericuetos de los hechos, de sus protagonistas, de los arrabales de sus extravíos; de las posibilidades y límites de la causa, el funcionario es marginado en un momento clave del proceso.

Poseedor de una reconocida trayectoria en el ámbito judicial; servidor público, de riguroso pero ponderado proceder, su "reubicación" sorprende entre quienes siguen de cerca la labor de una instancia convertida en uno de los últimos eslabones de confianza institucional.

Pendiente aún la acusación contra los principales sospechosos, pareciera que su retiro no es lo más atinado. Igual rodaron las cabezas de más fiscales. Y tras esos sismos, el país sigue a oscuras.

¿Qué falló en el caso de la malograda acusación por el asesinato de la periodista Ivannia Mora? No pocos dedos acusadores apuntan a una deficiente investigación policial. Pero, ¿de quién recibe órdenes la policía en el actual proceso instructor de casos criminales?

Absolutorias judiciales al por mayor para narcos... Si todo esto y más no llama la correspondiente atención jerárquica institucional, ¡apaguen y vámonos!

Colacho con látigo-La Sala IV se voló privilegios de grueso calibre en el INS, el Banco Popular, Fuerza y Luz y CNP. Un inmejorable regalo de fin de año a la decencia en este país.

Lástima que en otro ámbito se pretenda esquivar, vía presupuesto, el control de gastos confidenciales en los supremos poderes.