Con una destacada trayectoria de servicio en organizaciones internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Dr. Carlos González comenta en la carta que reproducimos las violaciones del proceso en contra del Ex Presidente Rodríguez analizadas en el libro "Di la Cara" (que en los Estados Unidos se consigue en la página web de la librería Barnes&Noble, la cual puede ver haciendo clic Aquí). Señala el Dr. González que "Lo irónico y lamentable de esta repudiable actuación es que ella se produce en Costa Rica, precisamente uno de los países más destacados en el mundo por su apego irrestricto a la legalidad democrática y a la acrisolada defensa de los derechos humanos". También sostiene que en la OEA "se hace sentir el gran vacío que dejó la clara percepción e integridad de Don Miguel percibida en los primeros meses de su interrumpido ejercicio al frente de aquel Organismo". 

 

Acabo de terminar de leer "Di la Cara", el libro del Dr. Miguel Ángel Rodríguez que recoge su impresionante testimonio sobre ese largo viacrucis moral, familiar y profesional que ha recorrido desde que renunció a su altísimo cargo de Secretario General de la OEA, en Octubre de 2004, para hacer frente a las insidiosas acusaciones que se le hacían en su país, en torno a supuestos actos de corrupción cometidos por él durante su desempeño como Presidente de la República, de 1998 al 2002.

En un tono sereno, desprovisto de rencor, ni siquiera para su acusador, el Dr. Rodríguez narra las tribulaciones por las que él y su familia han pasado desde que asumió con coraje, integridad y profunda convicción cristiana el compromiso de demostrar su inocencia. No se arredró ante los grupos vociferantes inducidos a condenarlo sin fórmula de juicio. En tal empeño aporta numerosos elementos jurídicos para comprobar los flagrantes atropellos cometidos en su caso por quienes estaban legalmente obligados a ampararlo, en ejercicio del debido proceso. Lo irónico y lamentable de esta repudiable actuación es que ella se produce en Costa Rica, precisamente uno de los países más destacados en el mundo por su apego irrestricto a la legalidad democrática y a la acrisolada defensa de los derechos humanos. El propio Presidente de la República en aquel momento es de los primeros en atentar impunemente contra el Estado de Derecho, haciéndose partícipe de las parcializadas actuaciones de la Fiscalía General y hasta de la Alta Corte de Justicia.

Estos execrables episodios evidencian el retroceso que ha venido sufriendo últimamente la institucionalidad democrática en América Latina, el cual llega a exacerbarse en mi propio país, Venezuela, y hasta en el seno de la propia OEA, conducida por sumisos corifeos de los desplantes dictatoriales que hoy amenazan la paz y la estabilidad de la Región. Allí se hace sentir el gran vacío que dejó la clara percepción e integridad de Don Miguel percibida en los primeros meses de su interrumpido ejercicio al frente de aquel Organismo.

Entiendo que después de tantas vicisitudes legales aún no se ha iniciado propiamente el juicio que llevó al Dr. Rodríguez a renunciar a su cargo y a regresar a su país, el cual debería desarrollarse conforme a las normas del debido proceso. No dudo que en su oportunidad él demostrará palmariamente su inocencia, con argumentos y pruebas tan convincentes como las que ha esgrimido para demostrar el ensañamiento del que ha sido víctima por parte de sus enemigos políticos.

Mucho agradezco la oportunidad que tuve de leer esta obra y, al mismo tiempo, transmito mis sentimientos de solidaridad a don Miguel y a los suyos, a quienes el Señor protegerá y sacará con bien de tantas tribulaciones.
 
Dr. Carlos González