Por Miguel Angel Rodríguez Echeverría
“El pasado día de acción de gracias conversé desde mi prisión con Lorena y con mis hijos que trabajan en el campo académico en los Estados Unidos.
“El pasado día de acción de gracias conversé desde mi prisión con Lorena y con mis hijos que trabajan en el campo académico en los Estados Unidos.
Mi mensaje fue que ciertamente teníamos muchas razones para dar gracias al Señor. Por supuesto las de todo ser humano: la vida, la naturaleza, nuestra dignidad de hijos de Dios, la redención, el llamado a superarnos, su amor para nosotros. Pero en particular y en especial este año el amor de la familia, el amor de los amigos.
En medio de esta enorme prueba los signos de cariño, de afecto, de solidaridad, han sido muchísimos y muy diversos.
Por eso son de gratitud estas mis primeras palabras para esta página en internet de intercambio de información.
Gracias a todas las personas sencillas e intelectuales, amigos y desconocidos, que nos han acompañado con sus oraciones, sus consejos, sus salmos, citas bíblicas, estampitas, medallas, novenas, libros de meditación, biblias, mensajes de solidaridad, consuelo y fe.
Gracias a los valientes formadores de opinión, nacionales y extranjeros, que con coraje ante la pasión condenatoria de algunos medios, han externado su defensa del debido proceso, los derechos humanos y el estado de derecho.
Gracias a católicos, otros cristianos y seguidores de otras religiones. Gracias a los creyentes que nos transfieren su fortaleza en Dios, y a quienes nos envían métodos psicológicos de propósito, paz interior y superación personal. Gracias al cardenal Oscar Andrés Rodríguez, Arzobispo de Tegucigalpa, que vino a visitarme a La Reforma, y gracias a doña Nelly Cascante del 15 de Setiembre en Hatillo, una dirigente de base del cantón Central de San José que me escribió para decirme que el día de difuntos, como yo estaba en la cárcel y Lorena fuera del país, ella había ido al cementerio a acompañar a nuestro adorado hijo Miguel Alberto.
Gracias a los amigos y a los abogados de gran capacidad que mantienen viva la lucha por un juicio justo y por proteger los derechos humanos y el debido proceso.
Gracias a Dios y gracias a los hombres de Buena Voluntad”.
En medio de esta enorme prueba los signos de cariño, de afecto, de solidaridad, han sido muchísimos y muy diversos.
Por eso son de gratitud estas mis primeras palabras para esta página en internet de intercambio de información.
Gracias a todas las personas sencillas e intelectuales, amigos y desconocidos, que nos han acompañado con sus oraciones, sus consejos, sus salmos, citas bíblicas, estampitas, medallas, novenas, libros de meditación, biblias, mensajes de solidaridad, consuelo y fe.
Gracias a los valientes formadores de opinión, nacionales y extranjeros, que con coraje ante la pasión condenatoria de algunos medios, han externado su defensa del debido proceso, los derechos humanos y el estado de derecho.
Gracias a católicos, otros cristianos y seguidores de otras religiones. Gracias a los creyentes que nos transfieren su fortaleza en Dios, y a quienes nos envían métodos psicológicos de propósito, paz interior y superación personal. Gracias al cardenal Oscar Andrés Rodríguez, Arzobispo de Tegucigalpa, que vino a visitarme a La Reforma, y gracias a doña Nelly Cascante del 15 de Setiembre en Hatillo, una dirigente de base del cantón Central de San José que me escribió para decirme que el día de difuntos, como yo estaba en la cárcel y Lorena fuera del país, ella había ido al cementerio a acompañar a nuestro adorado hijo Miguel Alberto.
Gracias a los amigos y a los abogados de gran capacidad que mantienen viva la lucha por un juicio justo y por proteger los derechos humanos y el debido proceso.
Gracias a Dios y gracias a los hombres de Buena Voluntad”.